Wednesday, June 14, 2006

Nosotros, en cambio, sí nos acordamos de los que salen segundos.

Este es el cuento de Funes, el que perdió ante Romero el segundo Duelo Narrativo. En su favor, hay que decir que el resultado en brazos levantados fue 14- 13, habiendo votado él a favor de su rival.
En fin; como dice mi abuela: leer, leer, leer... y después ser osado.
(La consigna: el hombre al que le sacan una palabra)


Un hombre, una palabra

Por Funes.


I – uno
-...
-Marta, ¿estás despierta?
-...
-Marta, ¿escuchaste eso? ¿Ese ruido?
Marta no me escuchaba. Había ido a la despedida de soltera de la suiza y había traído una mona con olor a tequila. Imposible despertarla de un empujoncito. Pero algo había en ese rincón, algo.
-...
A medida que mis ojos se acostumbraban a unas lagañas duras como la puta que lo parió Marta, Marta...
-¿Mmmmh?
-...
-¿Escuchaste?
-¿Mmmmh? Mmm no...- dijo y me tiró un baho de tequila agusanada mezclada con el jugo gástrico de un chacal.
-¿Te lavaste los dientes antes de acostarte, Marta?- me indigné al levantar la sábana y verla con los zapatos rojos puestos. En una época, cuando estábamos de novios, tenía la costumbre de volver a casa muy borracha, cansada. Más de una vez me ha dicho que la han vomitado, que la bombacha se le rompió bailando y tantas otras excusas de su comportamiento denigrante para mi orgullo masculino. A la mañana siguiente sería la historia de siempre: yo le gritaría un poco, ella se justificaría por la falta de atención sufrida, yo justificaría la escasa dedicación por su paupérrima sensualidad, de un tiempo a esta parte, ella diría algo hiriente (por ejemplo, que no se siente satisfecha sexualmente) y yo haría alguna mención a su recalcitrante frigidez, de un tiempo a esta parte. Habría un silencio incómodo. Mis manos intentarían una reconciliación, por debajo de las sábanas, que "casualmente" sería interrumpida por alguna de las nenas que la llama o que directamente se le tira encimpa para abrazarla y dormir entre los dos.
Miré sus labios gruesos y esculpidos por algún renacentista italiano y los encontré bigotudos y algo húmedos. Giró sobre su almohada para abrazarme y otra vez dirigió su hediondo aliento a mis lagañosos ojos.
Qué baranda... y la put...
-Marta, levantáte y agarrá las nenas. Hay gente en la casa.
Cuando sus hijas corren peligro, Marta deja de ser una mujer insatisfecha y alcohólica y se transforma en una leona hija de mil puta.
En la oscuridad de mi habitación podía distiguir la sombra de mi mujer levantándose de la cama a los tumbos pero decidida, la puerta entornada para oír algún gemido de las nenas y los números verdefluorescentes del reloj despertador.
-...
Seguía oyendo esa respiración grave, cansada, peligrosa y no sabía si estaba cerca, lejos, en la habitación o fuera de ella. Me refregué los ojos y con las uñas de los dedos índice me quité las duras lagañas. Puse mis pies en la alfombra y chapotearon en un líquido vizcoso y tibio.
Marta me hizo temblar de un estruendoso grito que se interrumpió por el ruido de vidrios rotos y luego un golpe seco, lejano y apagado como de bolso con ropa vieja.
-...
Estaba inmóvil. Congelado. Me paré y al primer paso resbalé. Es lo último que recuerdo.
Ah, no; no es lo último. Lo último fue la hora; el reloj marcaba las 4.08 de la mañana.
II – dos
Cada dos años me pasaba lo mismo: la primera vez fue un aborto. La segunda fue un aborto, pero natural. La tercera y cuarta ya estaba con Marta, esas van juntas. Te cuento la primera si querés.
Estaba en mi casa, de madrugada un domingo esperando a mi novia que venía de su trabajo en un bar por el centro; de esos que tienen varios billares y viejos verdes que le acarician el culo a las mozas sin querer. Mi novia era moza y siempre discutíamos. Me acuerdo que esa noche estaban pasando una porno que había visto de muy pendejo y me quedé mirándola de melancólico, nomás. Cerré la cortina de la ventana que daba a las ventanas vecinas (ya me habían espiado antes y quería un poco de intimidad) y al rato empezaron las escenas entre la protagonista y una segundona con muy poco texto pero mucha teta. Pero bien, tetas con clase, duras y de un tamaño no tan exagerado; creíbles, en una palabra. Las minas se metían en el baño de un bar y se sacaban la lengua con la ropa... uff... qué digo; la ropa con la lengua... se me viene a la cabeza y me confundo todavía. El caso es que no recordaba esas escenas y bueno, tenía como una hora más hasta que viniera mi novia así que decidí aprovechar el tiempo. Era muy raro. Sentía que me "miraban" a los ojos mientras cogían. No es que te "miran" a vos. Pero en ese momento, a un paso de distancia, esa película fue perturbadora. Podía "oler" la piel de las minas como si fuera real. Resbalar en su transpiración. Acariciarles el pelo. Los labios pintados de bordó y delineados de negro. Fffffff... hermosas, jugosas, apetitosas, melosas.
-Estoy embarazada- me dijo sin temblar.
-¿Cuánto hace?- pregunté. ¡Con una cara...! Y se notaba mi irritación. Mi labio superior estaba duro. Así, de piedra parecía.
-Unos meses ya- decía la gorda. Con razón toda esa grasa. La gorda estaba embarazada. Con 20 años y embarazada. "El padre me la corta", pensé.
-Tu viejo me la corta- dije con ganas de pararme. El aroma lechoso del aire no la sacaba del sopor.
¡Qué bronca! Con las manos mojadas de los nervios le puse la grasa del ombligo en las tetas. Creo que después fue una patada. Le pegué tantas piñas que los dientes estaban esparcidos por todo el living. Uno quedó pegado a una gotita de semen al lado de la video casetera. De una patada le arranqué una ceja. Y ella pobrecita, "por favor, por favor", decía.
III – tres
-¿Cómo le sacaste una ceja de una patada?- preguntó.
-Mirá si le voy a sacar una ceja de una patada, ¿pero vos estás loco?- aclaré.
-No entiendo.
-Eso me lo imaginaba. Mientras discutíamos sobre qué pastilla abortiva tenía que tomar, me imaginaba como la cagaba a piñas. Porque eso fue lo que pasó. Discutimos hasta que "pudo" abortar. Yo no soy un monstruo.
-Entonces, ¿ese fue tu primer "asesinato"? Usando tus términos- dijo sin mirame anotando unas frases en un cuadernito de lunares verdes, amarillos y marrones con fondo bordó.
-Claro. Ese fue mi primer asesinato. Después, el segundo fue más elaborado. Una chica muy linda. Muy linda... ¡Una cola! Pero también; embarazada a los 6 meses de estar de novio. Típica niña adolescente, de esas que solo quieren sexo, sexo, sexo.
-¿Era más chica?
-Eso no importa. Tenía la edad suficiente para dejarse de joder. Que papito nos ayuda, que el sueldo que ella cobraba… todas pendejadas. No la soportaba pero ella no quería cortar. Estuvo dos meses embarazada. Porque después de la anterior experiencia, las controlaba hasta cuando iban al baño.
-¿Tanto?- preguntó sin mirar.
-No, en realidad no. No funcionaba. Ella adoraba que la controle. Así que tuve que improvisar otra estrategia, sobre la marcha.
La "entrevista" era en el living de mi casa. Tengo un living muy luminoso pero en esa tarde nublada, las luces venían de una lámpara, regalo de los padres de Marta. Recordé que tenía unos puchos en la mesita de luz y me levanté. El tipo apartó su anotador y estiró el cuello girándolo sobre su base.
-Yo hacía lo mismo- dije entrando a la cocina en busca de los fósforos.- Eso de estirar el cuello así, sobre la base del… del… la base, ¿no?- y sonreí de frente para que entendiera la broma.- Y entonces estaba todo claro: PUM. Y a la mierda el pendejo.
-… porque vos los matabas…-murmuró con sorna.
-Porque los mataba, claro. Qué… ¿me estás cargando?-
Como vió que mi actitud había cambiado propuso que le explique la estrategia del segundo aborto, el natural.
Lo miré fijo un segundo. Dos segundos. Cerré los ojos y giré la cabeza para masajear la nuca. Abrí los ojos y el tipo estaba pálido.
-…
Esa respiración grave, cansada, peligrosa. No sabía si estaba cerca, lejos, en el living o en la habitación.
IV – cuatro
-Hasta acá la traje. La garganta todavía chorreaba. Me miraba a los ojos lagrimeando y susurrando "papá, papá" entre los ronquidos de Marta.- Nos miramos largo rato con el tipo. Estaba sentado en el lado de la cama que antes ocupaba Marta.
-¿Acá mismo, mientras Marta dormía lo hiciste?- preguntaba con un dejo de sorpresa.
-Sí, a la mayor. La menor no sufrió. Mientras dormía le dí con una botella de tequila, la bebida favorita de Marta.
Mis ojos me irritaban.
-…
Para salir de la hipnsosis le conté del aborto natural.
Mucho "sos una basura" o los clásicos "sos una mantenida de tu viejo, improductiva". Así la traté verbalmente. Por otro lado no la tocaba ni con un chorro de soda. Esa sonrisa estúpida que se le dibujaba cuando me recibía. Creo que la vio venir porque una semana antes de correarse toda en el baño, me cortó el rostro. Ojeras verdes, te juro. Pudrida por dentro estaba.
-Nunca te acusaron de nada ni encontraron pruebas de ningún tipo. En este caso, el de tus hijas, me parece raro- decía escribiendo en el cuadernito de lunares verdes, amarillos y marrones con fondo bordó.
-¿Viste? Loco… ¿no?
Tomé una tijera del primer cajón y la escondí detrás de mí. El tipo escribía y escribía. Tenía una historia. Un entusiasmo nuevo. Alguien en quién creer. Se detuvo, levantó la vista y sonrió:
-Sos culpable. Pero nadie lo puede afirmar. Sos el culpable más inocente…
-…
El golpe fue certero: podía verle la aorta. La sangre manchó mi rostro. El tipo se tomó el cuello pero no duró más de un minuto revolcándose en el piso. Su cara de sorpresa me quitó una sonrisa.
-Loco… ¿no?- Y prendí otro cigarrillo.- Soy culpable. Ya no puedo ser otra cosa que culpable. Me han despojado de toda… toda inocencia.

9 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Pero que conste que también se votó a sí mismo, eh... y que seguro si le digo una frase de su cuento no me la completa de memoria. Apenas si sabe su nombre.

9:57 AM  
Blogger Unknown said...

...mirá visigodo... agarráme esta que me cuelga que es otra palabra que me la quitaron del vocabulario...

11:26 AM  
Blogger Unknown said...

Romero es un buen ganador. Eso.

11:26 AM  
Blogger Unknown said...

Che, visigodo, ¿te gustó o no el cuento?

11:27 AM  
Anonymous Anonymous said...

¿Te quitaron la palabra o la que te cuelga? El cuento me gustó, tiene buen ritmo y es difícil terminar con un diálogo, y termina bien, se la banca. Igual me gustó más el mío pfffffff... Che, que alguno más comente algo, que somos los únicos boludos que andamos por estas estepas.

1:03 PM  
Blogger Molina said...

qué grosso!

2:45 PM  
Blogger Unknown said...

Molina siempre atento...

9:07 AM  
Anonymous Anonymous said...

Los duelistas deben ser escritores muuuuuuyyyy moderrrrnos y muuuuyy alternatiiiiivooosss (y muy fanáticos del Chifa) pero -claramente- poco afectos del diccionario. Hay un "baho" de incontinencia que rodea todo esto.

7:58 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hummm, 1981, 1987, 1976, 1978.
Todo empieza a tener más sentido... Vivió un tiempo en Nueva York donde trabajó con escritores "perseguidos políticos". Hummm, prolijo, progre, ¡muy bien!: nada de campo nacional y popular.
Abelardo Castillo... antología de Nuevos Escritores... "estudiante" de la carrera de Letras. Abelardo Castillo. APOA.
Todo empieza a tener sentido... A ver pensá Dupont, pensá... Lanús. Nivel secundario. Editorial Estrada. Abogada. Universidad de Colonia (¡Wunder, Wunder!). Procesal civil... ¿cátedra...? Abelardo Castillo. ¡Ah!: criaturas de la noche. Lanús (again?).
Abelardo Castillo. Lebensohn. Psicoanalista. Humm, todo queda bastante más claro, Dupont. Al cabo, por algo sos detective.

8:17 AM  

Post a Comment

<< Home